y qué pasó con la chispa?

Es necesario llegar al punto de tener que cambiar todo drásticamente para recuperar esa chispa que al principio siempre nos iluminó? Hay que llegar al punto en donde las cosas se ponen tan feas que asustan?

Siempre resultó tan fácil compartir un instante, un espacio, un chiste interno... de buenas a primeras el cielo se tornó un gris eterno y poco a poco se fue apagando esa chispa.. Muchas cosas influyeron, pero fue más la dejadez y, quien sabe? quizá hasta la costumbre.

La costumbre de compartir mil y un minutos juntos, de utilizar los mismos gestos y las mismas expresiones.. de convertirnos casi en un clon del otro. La costumbre de todos los sábados encontrarnos en la misma hora en el mismo canal.. como un programa al cual no le quedan más capítulos frescos y solo quedan aquellos rohídos por el tiempo que se repiten vez tras vez.

No se que pasó con la chispa.. a lo mejor fue el no saber si habría un cambio en este disco rallado al que le llamaremos rutina por el momento.. a lo mejor fue el constante pisoteo de la esperanza.. aquella que se asoma fresca cual brisa de verano.. a lo mejor fue la exterminación de los sueños compartidos.. y de aquellos no tan compartidos también, quien sabe?

Y se fue todo como añejando, pero no como el añejo de un buen cabernet sauvignon o de un quemante ron, no fue como que se fue añejando todo y se volvió más bien avinagrado. Y de repente nuestra sagrada rutina a la cual veíamos como agradable se volvió la tediosa rutina y ya nunca más fue nuestra rutina.. se volvió la rutina de nosotros y terceros...

Pero y qué pasó con la dejadez? Bueno, la dejadez de ya no decir un te quiero cada vez que se nos venía en gana, la dejadez de dejar de apreciar las pequeñas cosas que nos brinda la vida que a su vez nos llenan de alegría...

Realmente, no se que pasó con la chispa... seguro hay un millón más una razón por la cual esta desvaneció... afortunadamente no por completo.. porque mi ausencia en ti me duele